Esa obsesión de guardar cajas y cajitas viene de niña. Una fascinación que me ha llevado a coleccionar libros de packaging, a estudiarlas, a mimarlas y a guardarles un cajón de mi habitación de los desastres y la inspiración -también conocida como estudio/despacho.
Una caja puede ser diminuta, pero albergar en su interior un tesoro incalculable, Un trozo de papel antiguo, algo que brilla como el sol, un aroma primaveral o un cromo de más de veinticinco años.
Puede ser grande y dentro puedes meter muchas cajitas redondas, cuadradas y rectangulares.
Un pequeño universo de cartón, de papel, de metal. Un pequeño universo lleno de imaginación. Como lo que esconden los dioramas.Y a ver, qué es eso de "diorama".
La definición es una tontería que te la ponga, porque Google lo sabe todo. Lo de una imagen vale más que mil palabras bastará...esta vez con cajas de cerillas.
Detalles. Cajas y detalles. Sueños y recuerdos en miniatura. Estos dos modelos son de la colección Otoño. En la primera un árbol de fantasía, El castaño, cuida el mini bosque. En la segunda, Back to nature, al abrirla tienes tu propio bosque de letras, donde siempre brilla el sol, ese sol otoñal, con vitaminas y tranquilidad.
Y tú, quieres tener tu cajita de recuerdos?
A por el lunes!!!!
With love, Lunarcita